LOS BUZONES DE BUENOS AIRES
Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico
28 de diciembre del 2021 *
La actual Ciudad de Buenos Aires tuvo los primeros buzones en el año 1858. Los mismos fueron emplazados por orden del entonces director supremo Gervasio Antonio de Posadas, quien además redactó el Reglamento del Servicio de carteros y fijo un nuevo valor, más económico, de las tasas postales.
Eran apenas seis buzones, y se ubicaron en las plazas:
Lorea, Montserrat -hoy desaparecida-, Del Parque -actual Lavalle-, Del Temple -actual Suipacha-, Miserere, y en el Paseo de julio -actual avenida Leandro N. Alem-.
Cada tarde, un trabajador realizaba la recolección a caballo. Eran, en realidad, cajas de madera y, en 1868, fueron cambiados por modelos metálicos.
En 1874 es elegido como sucesor del Director Posadas, Eduardo Olivera, quien continuó el trabajo de Posadas y, además, elaboró el nuevo Reglamento de Telégrafos y proyecto la Ley Nro. 816 de renovación de los servicios postales.
Durante las administraciones posteriores se implementaron los servicios de encomiendas, giros postales, valores declarados y carta certificada
Unos años más tarde, se importaron desde Inglaterra los buzones de pilar de hierro.
Ya en 1892 se comenzaron a fabricar en Buenos Aires, copiando el estilo inglés con el "sombrerito". Estaban pintados de rojo, pero cambiaron de color a lo largo de la historia.
LOS 1.000 BUZONES
La ciudad llegó a tener más de 1.000 buzones. Algunos desaparecieron con los cambios del dibujo urbano, como el ensanche de calles. Otros sufrieron choques o incendios.
En el 2004 se calculaba que todavía quedaban 402 viejos buzones en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Qué pasó con las "bocas de carta", como se los llamaba en su origen?
Fueron quedando relegados ante el auge de la telefonía celular, Internet y el correo electrónico. También influyó la creciente oferta de correos privados y mensajerías.
Actualmente, el Correo Oficial maneja muy poco del mercado. Hoy se puede mandar una carta desde un quiosco o un locutorio. Ya no hace falta tener una tira de estampillas en la billetera "por las dudas".
Como no existe ninguna norma que los proteja, el Correo quiso en diversas oportunidades reubicarlos o retirar algunos de los que quedan, pero distintas asociaciones vecinales se lo impidieron. "En la mayoría de los casos no se pudo porque los vecinos se quejaron¨.
"Hubo una época en la que el correo era el principal medio de comunicación. Hasta pasada la mitad del siglo XX, el teléfono todavía era un artículo de lujo. Y se declaraba la guerra, se estudiaba y hasta hubo quienes confesaron por primera vez su amor por correspondencia. Los buzones tenían un rol importante, ya que eran los receptores de esos sobres, los cuidadores de esos secretos. Hoy sobre todo, son la memoria de un tiempo que se fue¨.
A fines de abril del 2018, había un conjunto de vecinos porteños que bregaban por rescatar estos buzones que son parte de la identidad ciudadana y de una labor que llevó y trajo comunicación entre las personas.
Según el Correo Argentino, en ese momento había unos 1.400 buzones y en la Ciudad, 175, lamentablemente, la mayoría de ellos, vandalizados, despintados y sin ninguna preocupación por su presente y futuro.
En la entonces Capital Federal llegó a tener 1.450, hoy hay 175 y 20 son los que estaban en uso.
Lo que hacían y decían los vecinos
"Buscamos aportar soluciones y no quedarnos en la denuncia o en la queja por su desprotección, sino en acciones positivas, por eso somos bien recibidos en los barrios. La mayoría de los vecinos se entusiasma con la iniciativa porque hay muchos que tenían ganas y no se animaban", comentaba Matías.
En Caballito, Luz Vincenot junto a otros vecinos se pusieron al hombro la restauración del buzón ubicado en Doblas y Rosario, y asumió el costo de un soldador que reparó la puerta y las bisagras antiguas.
Lidia López recorrió Buenos Aires en auto, geolocalizó unos 50 buzones para volcarlos en un mapa y poder hacer un seguimiento más exhaustivo en el tiempo, y logró, reclamo tras reclamo, restituir el ejemplar de Las Heras y Salguero, en Palermo.
En aquel momento y consultado funcionarios del Correo Argentino sostenían que junto al Gobierno porteño trabajan en equipo para poner en valor un conjunto de ejemplares, sobre todo, aquellos ubicados en zonas de preservación histórica, como Avenida de Mayo o parte de la avenida Callao. En una segunda etapa, se prevé continuar con este proceso y ampliar el área de cobertura.
Hay más historias sobre trabajo silencioso de los vecinos para recuperar parte de la historia y la identidad ciudadana; como el caso del buzón de Sanabria al 3200, donde parroquianos del Café Notable de García, en Villa Devoto, se manifestaron cuando lo quitaron y lograron que fuera restablecido y el de Centenera y Tabaré, en Nueva Pompeya, cuyo arrebato obligó al dueño del Museo Manoblanca, Gregorio Plotnicki, a enviar una carta a las autoridades para pedir que regresara.
A modo de corolario
Siempre la preservación histórica es un elemento esencial y fundamental de cómo retratar el pasado de un lugar, ciudad, barrio o país…
No hay forma de entender, comprender y analizar ese pasado si todo lo que fue parte del mismo se depreda, se tira abajo, se demuele o se oculta.
La historia, junto a la identidad y la memoria tienen una ligazón indestructible, si sabemos construir y preservar ese pasado que nos antecedió en el camino de la vida…
* Primera versión el 23 de junio del 2015. Actualizado, ampliado y corregido.
FUENTES: Calendario porteño, nueva ciudad, otras fuentes y fuentes propias.
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